Durante la pandemia de la COVID-19 hemos tenido que plantearnos preguntas que jamás nos habíamos hecho antes. Una de las dudas más comentadas en los últimos tiempos es la que tiene que ver con la seguridad de materiales y superficies: cuáles de ellas son inocuas, cuáles tienen el potencial de transmitir el virus SARS-CoV-2, si debemos desinfectar la compra al llegar a casa del supermercado, etc. En definitiva, una serie de dudas que dificultan tanto nuestra vida personal como el desarrollo del trabajo diario en multitud de industrias. Estas dudas son comprensibles en el contexto de un virus nuevo y de una enfermedad aún desconocida y sobre la que de forma continua se llevan a cabo estudios e investigaciones.
Sobre la compra, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicaba recientemente los resultados de sus estudios de presencia del virus en superficies de productos de supermercado, concluyendo que no había rastro del mismo y que, por tanto, no es tan fácil que el virus acabe en la superficie de un envase con capacidad de llegar a contagiarnos. No obstante, las recomendaciones de los científicos pasan por mantener la higiene y las medidas de seguridad en el supermercado, lavarse las manos tras haber colocado la compra en casa y no tocarla en unas cuatro horas.
Los virus son microorganismos que necesitan un huésped para vivir y replicarse. Ante la ausencia de huésped, el tiempo que permanecen en superficies manteniendo su capacidad de contagio es muy bajo, variando entre unos minutos y unas horas en función del tipo de virus.
¿Qué pasa con el papel?
Para un canal publicitario como el buzoneo, el papel es el soporte principal a través del cual las empresas informan, publicitan y promocionan sus productos y servicios. En la situación actual, es inevitable preguntarse si dicho soporte puede ser o no un vector para la transmisión del virus.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha salido al paso de estas dudas e incluso de algún bulo relativo a la transmisión a través del papel para afirmar que el riesgo es «infinitamente insignificante». De acuerdo con los estudios e investigaciones científicas llevados a cabo, no se ha documentado ni un solo caso de transmisión por el uso de papel ni por compartirlo, y además las superficies porosas han demostrado su eficacia «atrapando» al virus y, por tanto, impidiendo su paso a tejidos vivos. Por otra parte, las tintas y el proceso de impresión hacen a periódicos, revistas, folletos, catálogos y otras piezas de papel aún más estériles frente a los virus.
Medidas de higiene y seguridad en el buzoneo
No obstante, siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias —y teniendo en cuenta que cada persona recorre muchos lugares e interactúa con muy diversas superficies—, desde Geobuzón nos hemos asegurado de que todos nuestros colaboradores, tanto de calle como de almacén, cuentan con equipos de protección individual consistentes en guantes, mascarillas FFP2 y geles hidroalcohólicos que utilizan en todo momento durante el desempeño de su trabajo. De esta manera aseguramos su protección y la de aquellas personas con las que se crucen mientras llevan a cabo el reparto.
La industria papelera, por su parte, desde ASPAPEL y junto a los sindicatos UGT-FICA y FSC-CCOO, ha publicado una guía de medidas de prevención para la seguridad de todos sus agentes.
En definitiva, el buzoneo es un canal seguro, de inversión controlada y de alta segmentación, lo que lo convierte en un soporte óptimo para comunicar la reapertura de negocios y el reinicio de la actividad durante la desescalada.