El buzoneo no es algo nuevo, tiene mucho recorrido histórico. Y saber por qué empezaron a enviarse los primeros folletos publicitarios no sólo sirve para saciar la curiosidad, sino también para contextualizar el panorama actual de este sector.
Aun con la irrupción de lo digital en el siglo XXI y la infinidad de medios surgidos para hacer comunicaciones, la distribución de la publicidad de forma física a través de folletos, catálogos o flyers es una práctica efectiva para hacer llegar información a la sociedad. Lo es prácticamente desde el siglo XV cuando se inventó la imprenta, ya que esto propició que la reproducción de los textos escritos se abarataran de forma considerable y pudieran llegar al grueso de la población.
Poco a poco, se fueron ideando métodos para que la gente recibiera y entendiera la información lo mejor posible, además de para sacarle partido a las posibilidades económicas del nuevo invento.
Así, llegaron los primeros folletos, que nacieron como una manera de aprovechar todas las nuevas opciones que esa maquinaria facilitaba para el sector empresarial. Con ellos se hacía una labor publicitaria e informativa directa, impactando más y mejor en la población, sin necesidad de realizar un gran gasto de dinero a cambio. Los folletos incorporaban ilustraciones para hacer la comunicación más visual y entendible, un gran punto a su favor.
Estas características iniciales han evolucionado conforme han pasado los años, pero la esencia se ha mantenido. Los folletos se empezaron a enviar para contactar con la gente y llamar su atención, razones por las que aún hoy en día siguen distribuyéndose. La estética y el diseño se han ido adaptando a cada época y a cada tipo de público, pero siguen estando fundamentadas en una combinación entre texto y gráficos o imágenes para entrar por los ojos y fascinar al cliente con solo un vistazo.