La ciencia sugiere que el olfato es el sentido más eficaz que poseemos. Entonces, ¿por qué no se ha utilizado más en el mundo del marketing?
Olor y memoria son dos conceptos muy unidos. De hecho, cuando nos vamos haciendo mayores, olvidamos muchos episodios de nuestra infancia. Sin embargo, es sorprendente cómo un recuerdo que creíamos que ya habíamos perdido para siempre, vuelve a nuestra cabeza gracias a un determinado olor que nos puede recordar incluso otro tipo de sensaciones antiguas.
¿Y si esta agradable sensación se aplicase a la publicidad? ¿Imaginas ver un anuncio en la televisión sobre una panadería que vende bollería y pan recién hecho y que pudieras olerlo? O tomemos como ejemplo los anuncios de perfumes. Es de sentido común que si pudiésemos olerlos a través de la pantalla las ventas serían más efectivas. Lo mismo ocurre cuando realizamos compras por Internet.
Quizás algún día los anuncios y spot publicitarios huelan. Por el momento, ya existen algunas salas de cine en 4D que incluyen olores pero, mientras tanto, podemos usar esta ventajosa técnica olfativa en el marketing directo.
Por ejemplo, cuando realizamos una acción de stoppers (publicidad saliente de los buzones) vemos la publicidad distribuida de una manera original. Pero si además este tipo de folleto contara con el elemento del olor, el impacto sería doble.
No es lo mismo recibir publicidad, por ejemplo, sobre un tipo de detergente nuevo a recibirla además pudiendo comprobar cómo huele. Las posibilidades son infinitas en cuanto a olores nos referimos. Comida, productos de perfumería, limpieza, belleza… Son los mejores candidatos para conquistar a sus clientes con esta técnica.
Eso sí, asegúrate que tu producto tiene un olor agradable. Es obvio que no utilizaremos malos olores pero también debemos tener en cuenta que los olores muy fuertes no son atractivos para mucha gente.